lunes, 14 de julio de 2008

Pisando los cayos al diablo

¿Nunca has tenido esa sensación?, ¿el vértigo de estar a unos centímetros del vacío?
Es ese estado que no te explicas como pudiste llegar allí, a unos pocos pasos de meter las cuatro.

Me pregunto, ¿de qué depende?, ¿de probar la fuerza de voluntad?, ¿ganas de meterle adrenalina a la vida? ¿De qué?
El porque no se si lo sabré algún día, lo que si sé es que me viene esta pregunta, cada vez que me veo cara a cara con un problema en el que a todas luces me pude haber metido.

Ya sé, también me viene el cuestionamiento cuando estoy dentro de un problema, pero comúnmente pasa a segundo término por tener que solucionar el embrollo. Es por eso que ese sentimiento de a punto de hacerme afuera de la bacinica, aparece como un fantasma extraño y jodón que se me pone enfrente.

Es ese fenómeno que te deja un vacío inexplicable, que al mismo tiempo de darte un remanso de tranquilidad, te deja inquieto, porque deja la puerta abierta a dos incógnitas, una, ¿que pasaría si hubiera cometido el error? y segunda, ¿si en un futuro te podrías cruzar con el mismo entuerto?

Es por eso que cuando paso por ese estadío me da entre susto, -ay güey-, autoreclamo, -no mames pendejo-, alegría -uta que chingón- y tranquilidad –fiuuu-; claro, no siempre se presentan en este orden.
Creo que con eso tengo para hacerme la vida más difícil, pues ya ni quiero pensar en las consecuencias que tendrían mis actos, y que en un presente inmediato no me reportara ningún acontecimiento aparentemente extraordinario.
Y no es que quiera vivir del pasado, ya se que pudiera parecer ocioso, pero a veces me visitan esos fantasmas que me preguntan que hubiera pasado.

¿Si no volteo en esa avenida en la que el autobús corría a toda velocidad?
¿Si me pongo en la boca ese detonador, que al final me explotó cerca de las piernas?
¿Si no le baja el periodo a esa chica?
¿Si le completo toda la propuesta indecorosa a la compañera de trabajo y que además, es casada?
¿ Si me voy yo solo a la zona roja en la madrugada en aquel lugar desconocido?
¿O si averiguo si esa pistola está cargada?
Etc, etc, etc…

A veces pienso que le debo algo o alguien, entre ellos a mí, por la elección claro, pero el otro tanto a eso que me dio el consejo oportuno, ya sea con alguien o por medio de señales.

Cierto, prefiero no detenerme mucho a pensar en ese momento en que he estado a punto de cagarla, o como dirían los gringos about to fucked up.

Pero he de reconocer que el estar allí, ha sido interesante, aleccionador y si, también divertido. Que sin eso, tendría menos cosas que contarle a mi terapeuta, a los amigos y tal vez a mis hijos.

Tampoco es que recomiende ir en busca lío, pero es algo inevitable, porque una vez que pasas por allí, sabes que le pisaste los cayos al diablo.

2 comentarios:

Isabela dijo...

!Carámba!

Vaya que tienes pila joven amigo, eso es lo que nos dice si verdaderamente estamos vivos.

Y vaya que tú lo estás. Cada vez mejoras en tus trabajos, y en tu expresión (más suelta) es lo bueno de sentirse libre.

Viendo tus ilustraciones me acuerdo... Te voy a cobrar una factura pendiente... Te acuerdas de mi eclipse, canalla, lo estoy esperando, van como cinco cumpleaños que me quedo sin siquiera un vale de regalo. Me debes por lo menos una dedicatoria ¡Descarado!

Unknown dijo...

Carajo...es una sensación conocida y la verdad...no sé bien si es agradable o no, jajaja, dicho de otro modo, en el momento en que lo vives generalmente no es agradable el sentir que algo está mal, más que mal, que de ocurrir, tu vida va a dar un giro completo y eso te aterra, te hace que el suspenso crezca y experimentes mil sensaciones...sin embargo, después de que sueltas el aire y respiras aliviado, otra oleada de sensaciones vienen a ti, te ries nerviosamente, etc. Y, a pesar de todo, no puedes evitar pensar ¿y si hubiera ocurrido?

¡Demonios! Esas emocions fuertes inyectan inexplicablemente más vida y traen un poco más de experiencia...creo, jajajaja

En fin, más nada qué decir: brindo por ellas, por esas sensaciones de peligro, por ellas que nos hacen exhalar un fuerte ¡uff!